"El contacto con uno mismo es el primer paso para el contacto con los demás." Fritz Perls
- Mireia Rodriguez
- 18 sept
- 4 Min. de lectura
Fritz Perls (1893–1970) fue psiquiatra y psicoanalista germano-estadounidense, cofundador junto a su esposa Laura de la terapia Gestalt. Su enfoque transformó la psicoterapia al poner el foco en el aquí y ahora, la conciencia de lo que sentimos en el cuerpo y en la relación, y la importancia del contacto auténtico.
Perls repetía a menudo que la autenticidad y la conciencia de uno mismo son la base de todo encuentro humano. “We touch each other by honestly being what we are, not intentionally making contact” (Perls, Gestalt Therapy Verbatim, 1969). Es decir, primero necesitamos estar en sintonía con lo que somos y sentimos para que el vínculo con el otro sea genuino.
En el marco de la terapia de pareja, esto significa que cada miembro de la relación ha de aprender a reconocer sus emociones, necesidades y límites para poder encontrarse de verdad con el otro.
Siempre explico que hay tres aspectos involucrados en una relación: Un individuo, el otro, y la relación en sí. Si olvidamos o reprimimos partes de uno de los individuos para que la relación “funcione”, es muy probable que a largo plazo ésta se acabe deteriorando. La relación nunca puede estar por delante de nosotros mismos porque ahí es donde nos perdemos.
En esta línea, estrategias como adaptarse al otro ignorando las propias necesidades, callar lo que a uno le duele o dejar pasar los desencuentros sin resolver para evitar conflictos o situaciones incómodas suele tener como consecuencia precisamente lo que más queremos evitar: Conflictos encubiertos, desarmonía y desconexión.
Es paradójico ver que aquellos que más se esfuerzan en estar bien con el otro, acaban sintiéndose cada vez más solos y distanciados en sus relaciones y en parte es porque se han distanciado de sí mismos para poder estar cerca del otro, es decir, se han desconectado de sí mismos en un intento de conectar con su pareja.
Y lo mismo ocurre si solo nos ocupamos de nosotros mismos y nos olvidamos de nutrir la relación: ésta tarde o temprano se resiente y también lo hace el bienestar emocional de sus integrantes. Las relaciones de pareja deben dar frutos y tener proyectos en común, y esto no se trata solo de tener una casa, hijos y un perro. Se trata de ser equipo y de contar con el otro para las decisiones importantes de la vida, sean las que sean, mucho más allá de la logística diaria.
Los tres elementos -uno, otro y relación- deben estar en equilibrio y ser una prioridad para todos. El objetivo de una terapia de pareja no es conservar la relación a cualquier precio ni dar “la razón” o buscar culpables, sino atender en cada uno de sus integrantes el dolor y las necesidades no resueltas y comprender los patrones internos, apegos y heridas que ayudan a co-crear dinámicas tóxicas en la relación y desde ahí, poder conectar con el otro.

Si partimos de la idea de que sólo cuando una persona está en contacto con sus propias sensaciones, emociones, pensamientos y conductas puede relacionarse de forma auténtica y responsable con el otro, en la práctica esto significa dos cosas: primero, acompañar a cada miembro de la pareja a reconocer para sí mismo sus necesidades, sus anhelos y sus miedos en el momento presente; y segundo, encontrar la forma de transmitir al otro, de una forma clara, respetuosa y abierta, aquello que va descubriendo de sí mismo y de la relación.
Mi trabajo con parejas combina la atención al aquí y ahora (qué ocurre en el cuerpo y en el sentimiento en la sesión) con ejercicios experienciales que facilitan la toma de conciencia para que aquello que antes se expresaba en reproches o silencios pueda emerger con responsabilidad y claridad.
De este modo, el cambio no consiste en cambiar al otro, sino en que cada persona recupere su voz y su presencia: cuando cada uno está en contacto consigo mismo, el contacto entre ambos puede ser más real y nutritivo.
Aunque el proceso terapéutico esté enfocado en el aquí y ahora de la relación, es imposible atender a nuestro presente sin tener en cuenta el pasado y el contexto tanto de cada uno de los integrantes como de la relación en sí. Entender la cultura e idiosincrasia de la relación, su historia, el origen de sus dinámicas, sus recursos y debilidades, etc. es crucial para encontrar las soluciones a los problemas actuales, ya que normalmente lo que experimentamos hoy es el resultado de la combinación de todos estos factores.
Nota:
Este texto está inspirado en la cita que he elegido para la sección "Terapia de pareja” de “Servicios” porque una de las bases de mi acompañamiento en este tipo de terapia es antes que nada poder atender las necesidades individuales de los integrantes de la relación. Veo la relación de pareja como una fuente de aprendizaje y crecimiento continuo y solemos desconectarnos del otro porque antes nos hemos desconectado de nosotros mismos. Conectar con nosotros es el paso previo imprescindible para mejorar nuestras relaciones, y la de pareja es una de las más significativas de nuestras vidas.
Con amor, Mireia.


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